Aunque nuestro año en Roma, es practicamente un fin de semana continuo, he de decir que cuando llega el viernes se nota. Sobre todo en el primer cuatrimestre, pues en estos primeros meses es cuando más vamos a clase, ya que tenemos muchísimas asignaturas a las que asistir. En el segundo cuatrimestre, después de haber aprobado más de la mitad, la cosa está bastante más relajada.
Cuando llega el jueves, las fiestas empiezan aumentar. Jueves, viernes y sábado son los grandes días de fiesta en Roma. Aunque a parte de disfrutar de la noche romana, los fines de semana también aprovechamos para hacer turismo. Cuando el tiempo es bueno, algún sábado por la mañana nos levantamos, y con un bocadillo, nos vamos a comer y a tomar el sol a Villa Borghese. Un inmenso y precioso parque al que se puede acceder desde la Piazza del Popolo, y desde el que se ven pueden apreciar unas vistas maravillosas de la ciudad eterna.
También aprovechamos estos días para ir a Piaza Spagna, y sentarnos en sus míticas escaleras, a hablar, tomar unas cervezas y a ver pasar a gente y a turistas de todo tipo y de todas las nacionalidades. Como no podía ser de otra forma, los fines de semana, que era nuestro tiempo libre, también vamos de compras. Los paseos por la via del corso, una centrica calle de Roma, en la que se encuentran todas las tiendas que nos encantan, eran más que habituales.
El fin de semana en Roma, era también para nosotras el momento de descansar y hacer las compras y tareas de la casa. Pero, tres días dan para mucho, y aunque teníamos que cumplir con alguna que otra obligación, siempre encontramos, y no nos resultaba muy dificil, un rato para nosotras y para la diversión.
ANGELA
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